Presagios de Muerte: animales:
El maullido de un gato negro a medianoche es señal de muerte; también si un gato negro se sienta sobre una persona enferma o bien se acuesta sobre su cama.
Otra señal funesta puede ocurrir si un gato negro atraviesa el camino de una procesión fúnebre: uno de los familiares del muerto fallecerá en poco tiempo.
Si una colmena de abejas se establece en el tronco de un árbol dentro de la propiedad, un miembro de la familia morirá en el curso de un año. Lo mismo ocurre si las abejas se instalan en los techos de la casa.
Un pájaro que logre meterse dentro de la casa es signo de muerte en la familia. Si el ave logra llegar hasta el dormitorio, el fallecimiento se producirá en pocos días.
Algo parecido ocurre con los murciélagos. Si un murciélago se mete en la casa por la ventana y no se lo mata, entonces es señal de muerte.
Si un pájaro golpea contra la ventana, ya sea con el pico, o directamente chocando contra ella, la muerte nos visitará. Este presagio es aún más inminente si se trata de un pichón.
Pasar caminando debajo de un árbol y escuchar el ulular de una lechuza justo encima nuestro, declara que nuestra muerte se producirá dentro de ese mismo año.
El propio Chaucer, autor de los Cuentos de Canterbury (The Canterbury Tales), alerta que «las lechuzas traen noticias de muerte» (The owl brings tidings of death); algo que el emperador romano Antonino Pío podría certificar por experiencia propia. Se dice que justo antes de su muerte las habitaciones imperiales se vieron infestadas de chismosas lechuzas.
Ver seis pájaros juntos sobre los cables eléctricos es un signo realmente fatal, lo mismo que ver dos parejas de palomas en dos ramas distintas de un mismo árbol.
En la Edad Media los Presagios de Muerte mediante animales alcanzaron un grado de complejidad realmente asombroso.
Por ejemplo, ver un gorrión muerto cerca de casa anunciaba el próximo nacimiento de un hijo varón y el fallecimiento de una hija; un pájaro carpintero talando un árbol cercano presagiaba la muerte del más anciano del hogar; y hasta el uso indebido de las plumas de un pavo real podía acarrear mensajes verdaderamente espantosos.
Ver ratas abandonando la casa en grupo es un presagio de muerte; lo mismo que si un ratón pasa corriendo por encima de nuestro pie.
No solo los animales de color negro emiten signos negativos. Los conejos blancos que se cruzan en nuestro camino también son mala señal, al igual que verlos en medio de la noche. Lo mismo que soñar con un caballo blanco pronostica que la muerte llegará en menos de una semana.
Presagios de Muerte: plantas y árboles.
Mucho cuidado con las rosas que florecen dentro del hogar. Son signo claro de muerte.
Si muere un árbol que nosotros mismos plantamos es señal de que moriremos pronto.
Nunca, bajo ningún concepto, se deben trasplantar un árbol. Se cree que cuando sus raíces alcancen la profundidad óptima para la tumba, entonces será nuestro fin.
En general, todos los árboles frutales que florecen antes de tiempo son tomados como un presagio funesto.
Presagios de Muerte: objetos del hogar:
Romper un plato de cristal cuando no hay nadie cerca es señal de que un miembro de la familia fallecerá pronto. Algo similar ocurre cuando se rompe un vaso durante un brindis.
La ropa negra que se utilizó durante un luto no puede volver a usarse. Hacerlo acarrea la muerte. Lo mismo sucede con las ropas negras de alguien que falleció.
A tener cuidado con la borra del café que queda en el fondo de la taza. Si encontramos la forma de un ataúd estamos en serios problemas.
También debemos estar atentos a cualquier rajadura o rotura del primer escalón de una escalera dentro de la casa.
Otra que hay que evitar para no provocar un presagio de muerte es colocar tres lámparas sobre una misma mesa.
El pan que horneamos en casa también emite signos implacables. Si la parte superior se abre por completo podemos estar seguros de que alguien querido morirá pronto.
A propósito de las comidas, nunca se debe ingerir alimento a la medianoche; de modo que, a calcular que nuestros refrigerios nocturnos sean consumidos antes o después de las 12 de la noche.
Todos conocen la superstición de que al abrir un paraguas en el interior de la casa atraemos mala suerte. Lo que pocos saben es que sostener ese mismo paraguas abierto en el hogar sobre la cabeza es una invitación a la muerte.
Los retratos que caen de la pared son un mal presagio, sobre todo para los que aparecen en la fotografía.
Los espejos rotos traen siete años de mala suerte, todos los saben. Una superstición menos conocida es permitir que un bebé de menos de año de edad se mire en el espejo.
Y a propósito de los más pequeños, cuidado con cortarles las uñas antes de que cumplan cuatro meses.
Presagios de Muerte: signos astronómicos y climáticos:
Antiguamente se creía que los bebés nacidos durante el paso de un cometa fallecen prematuramente.
Ver estrellas fugaces trae buena suerte, pero observarlas despareciendo detrás del techo de casa acarrea justamente lo contrario.
Lo mismo ocurre si un arcoiris se pierde detrás de la silueta de casa.
Presagios de Muerte: iglesias y cementerios:
Si llueve sobre una tumba abierta, o que aún no ha terminado de cubrirse, es señal de que otro miembro de la familia fallecerá en el curso de un año.
Nunca se debe rezar por alguien enfermo si estamos solos en una iglesia.
Si un cadáver atraviesa el día domingo sin ser enterrado podemos esperar otra muerte en pocos días.
Si las campanas de la iglesia suenan durante el sermón, alguien de la congregación morirá esa noche.
Las novias deben tener un particular cuidado con sus vestidos. Mancharlos con la más pequeña gota de sangre es una invitación a la muerte.
Presagios de muerte: sueños:
Soñar con dientes que se caen es señal de muerte.
Soñar que ayudas a vestir a alguien también es signo de fallecimiento.
Soñar con animales blancos, especialmente caballos y cisnes, presagia una muerte súbita en la familia.
Soñar que se camina bajo la lluvia, con dos lunas, ataúdes o zapatos viejos, también nos alerta sobre una muerte inminente.
Pasar mucho tiempo en face leyendo tonterías, clara señal de muerte intelectual